La mitad de la población, o un poco más, tiene las mayores tasas de desempleo, precariedad, subocupación, asume las tareas de cuidado no remuneradas y son asesinadas en sus casas por sus parejas. No termina el secundario (casi el 10% ni el primario) y casi 55.000 viven en la pobreza estructural en el área capital de la provincia. Las mujeres del mundo viven en la situación que se describe y la ciudad de Posadas no es la excepción. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (IPEC) da cifras alarmantes. El salario medio de las trabajadoras de comercio no alcanza para salir de la indigencia.
Los datos de la EPH del aglomerado Posadas, enfocados en el desarrollo integral de la mujer, del IPEC para el 2° trimestre de 2019 exponen todo lo que hay que cambiar si se quiere comenzar a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además de la sub representación política y empresarial, las mujeres de la ciudad capital tienen salarios medios de pobreza (cuando no de indigencia), un tercio trabaja en negro y la mitad no finalizó el secundario. Más de 58.000 mujeres son “desempleadas inactivas” entre las que se encuentran las amas de casa, estudiantes y jubiladas.
Según la encuesta permanente de hogares del IPEC, de la población económicamente activa (PEA) en el aglomerado Posadas el 45,9% son mujeres, casi 2% más que en la región (44%) y al país (44,2%). La PEA está conformada por personas en edad de trabajar (entre 15 y 65 años) que están empleados o buscaban empleo al momento del relevamiento. Los datos relevantes de la EPH indican que del total de las mujeres que trabajan o buscan trabajo: sólo un 50,5% finalizó el secundario; más de un tercio (34,6%) son reconocidas por el grupo familiar como "jefe de hogar" y un 46% forma parte del grupo de los asalariados. Esto sumaba, al momento del relevamiento, 72.912 mujeres.
El dato aquí es que, de las mujeres ocupadas según el PEA, sólo el 61,4% está registrada (en blanco). Los valores de registración son superiores a los de la región NEA (61%) e inferiores a los de la nación, que estaban cercanos al 64% a mediados de 2019. Esto significa que un tercio de las mujeres que trabajan y perciben un pago por la tarea que realizan, no reciben los beneficios de estar registradas como aportes jubilatorios, pagos por presentismo, vacaciones pagas y obra social, entre otros.
En comparación con los hombres, la situación laboral de la mujer sigue siendo desigual. En el aglomerado capitalino (a mediados de 2019) el porcentaje de hombres que recibían un salario en blanco era el 72,5% del total de empleados activos. Esto significa que hay un 11% menos de mujeres que no acceden a un trabajo con todos los beneficios de las leyes laborales.
También del informe se desprende que el empleo en negro sigue siendo alto en varones (27,5%) y muy elevado entre las mujeres, 38,6% (casi 4 de cada 10 mujeres trabajadoras). Para ser concisos: 21.000 de 55.000 mujeres posadeñas que trabajan y reciben un pago por la tarea que realizan están en negro.
Del total de las mujeres ocupadas, 11.300 desarrollan tareas como personal de casas particulares, más conocidas como "la señora que me ayuda en casa" o empleada doméstica. Del nivel de registración de estas mujeres no se informa; en cambio sí se indica que el 59,8% no finalizó la secundaria y en ese mismo grupo un 9,5% no finalizó la primaria.
Las mujeres del aglomerado Posadas en edad de trabajar que lo hacen durante menos de 35 horas semanales, conocida como tasa de subocupación, son el 15,7% de la PEA. Esto sería alrededor de 11.600 mujeres del área capital, que desarrollan tareas de medio turno o tiempo parcial.
Las desempleadas que no buscan “más” trabajo y las que luchan por mejorar
Otro dato alarmante sobre la economía de la mujer en el Aglomerado Posadas, a mediados de 2019, fue la cantidad de “inactivas”, definidas como aquellas que no buscan trabajo pero que estarían dispuestas a hacerlo y tienen entre 15 y 65 años. Son 58.839 mujeres desempleadas, sin ingresos, que podrían obtener uno de darse las condiciones o que deberían recibir uno por la tarea no remunerada que realizan diariamente. La cifra representa el 69,5% del total de desocupados inactivos. Los hombres en esta situación eran 25.800 (30,5%).
Del total de mujeres inactivas, 22.161 (alrededor del 37,9%) son "amas de casa" o, mejor dicho, mujeres trabajadoras que no reciben ningún ingreso por la tarea que realizan. Este grupo de mujeres no tienen horarios laborales establecidos y, además, en muchos casos, son víctimas de violencia. En este segmento también se encuentran las que estudian, que son un 37,9%, y las jubiladas que llegan a un 20,8%.
La desigualdad en ingresos también se da entre las mujeres
Al comparar el ingreso entre las mujeres, la mitad de la población femenina (en el 2° trimestre de 2019) recibía el 19,7% de los ingresos totales. Por cada $100 de ingresos, el 50% de las mujeres del aglomerado recibían $19,70 y el otro 50% $81,30.
Como en toda ciudad, cuando se suman estratos sociales la distribución del ingreso “mejora”. En Posadas, a mediados de 2019, el 90% de la población total de mujeres recibía el 71,6% de los ingresos totales del sector. En números: de cada $100 de ingresos el 90% de las mujeres de Posadas se lleva $71,60, lo que deja al descubierto que el 10% de mayores ingresos -entre las mujeres- recibe el 28,4%. En otras palabras, el 10% de las mujeres, con mejores condiciones económicas y sociales en el aglomerado posadeño, se queda con más de un cuarto de los ingresos económicos totales de las mujeres, $28,40 de cada $100.
Desigualdad de ingresos y niveles de pobreza e indigencia
Según el relevamiento, el ingreso medio de mujeres que se desempeñaban en el sector comercial de Posadas -a mediados de 2019- fue de $12.814. Eso es un 28,6% menos de lo que perciben los hombres ($17.943). Con estos datos es importante hacer un paréntesis y vincular con las estadísticas nacionales para establecer un criterio de comparación. Para el mismo período, la cantidad de hogares pobres en el aglomerado Posadas era de 33.795 y de indigentes 5.732. El total de personas que se encontraban en por debajo de la línea de pobreza eran 145.698 y de la indigencia 30.523. Un total de 176.221 personas de escasos recursos en el área capital.
Para una familia compuesta por una pareja (ambos de cuarenta años) y tres hijos, de cinco, tres y un año cumplidos, el valor de la Canasta Básica de Alimentos en el primer semestre de 2019 fue de $13.052,29. Según el INDEC, si el ingreso familiar era inferior a ese valor el hogar era considerado por debajo de la línea de indigencia. En el caso de la medición de la pobreza, la Canasta Básica Total (CBT) fue de $32.761,27 en el primer semestre de 2019. Toda familia con ingresos totales inferiores a 32 mil pesos es considerada pobre.
Basados en estos datos y los mencionados sobre los empleados de comercio, en Posadas una familia de cinco personas (con papá y mamá que trabajan en blanco y tres niños menores) era pobre; porque el total de ingresos medios ascendía a $30.757.
Pobreza estructural
Las estadísticas sobre la pobreza estructural dejan un claro indicador de lo que debería hacerse para intentar terminar con las desigualdades basadas en lo que la sociedad construyó, dejando a un lado el desarrollo humano.
De 191.000 mujeres que residían en Posadas a mediados del año pasado, 54.914 vivían en la pobreza estructural (28,6%). La pobreza estructural se mide mediante el Método Directo de Satisfacción de Necesidades Básicas (MDS), que incluye, entre otros, que la vivienda tenga o no letrina, agua potable en el terreno, cielorraso, que esté ubicada cerca de basurales, si allí se cocina con carbón, leña o kerosene, si el baño es compartido con otras viviendas o conviven más de dos personas por habitación.
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