Ahora, hay familias que dejan la ciudad para ir a vivir a la chacra

SANTA ANA. Durante años, miles de familias se trasladaron de las chacras hacia las ciudades. Ahora, ese fenómeno parece invertirse: muchas personas sueñan con vivir la tranquilidad que ofrecen las zonas rurales y anhelan conectarse con la naturaleza. Eso les ocurrió a Iris Mantau y Alicia Seguí, dos mujeres que crecieron y trabajaron durante años en Posadas hasta que un día se cansaron de “los ruidos de la ciudad y las corridas”.

Si bien aún no viven en forma permanente en la chacra que compraron en Santa Ana, en la zona del cerro, pasan gran parte de la semana trabajando en el lugar. “A mi gusta carpir, cortar, sembrar, trepar árboles, porque me relaja y disfruto de esas tareas”, relató Alicia Seguí, mientras abría paso en el monte con el machete. Quería mostrar los árboles de gran porte que desea conservar.

Para Mantau, ir a vivir a la chacra fue “por la necesidad de hacer un cambio espiritual, de conectarse con la naturaleza”. Recordó que de niña sus abuelos hablaban mucho de la chacra y le enseñaron a amar la naturaleza.

Pero no solo es tranquilidad en la chacra, también hay algunos problemas como la escasez de agua. Para solucionarlo realizaron una serie de gestiones y esperan la realización de un pozo perforado para abastecer el vital líquido a las cinco familias que viven en la zona.

Mantau y Seguí coincidieron en que el cambio no cuesta, solo es cuestión de tomar la decisión y resolver los inconvenientes cuando se presentan.



 

Actualidad - 17:57 14/06/2012