El patr?n, el contratista, el capataz: empleadores de los tareferos

“El contratista no paga lo que dice la ley, te marca un valor y cuando vamos a cobrar es otro. Eso no puede ser”, se quejó la tarefera María Angélica Britos, de Oberá. Para los tareferos, el único responsable de su explotación laboral es el contratista. María Angélica planteó que quieren ser sus propios patrones, que “no estén más los contratistas en este mundo para nosotros los pobres tareferos que luchamos día a día para dar de comer a nuestros hijos. Si no tenemos ¿qué le damos? El gobierno nos manda migajas y eso no es justo, es una vergüenza”.

Antes del inicio de las clases de 2.013 y 2014, el gobierno provincial había prometido a los tareferos la entrega de útiles escolares, guardapolvos y zapatillas para sus hijos. La ayuda llegó pero “fue una vergüenza lo que nos entregaron”, aseguraron varios tareferos consultados. Gladys, la esposa de un capataz del barrio San Miguel de Oberá encargada de armar la lista de beneficiarios en 2.014, manifestó que se entregaron por alumno un cuaderno de 24 hojas, seis lápices de colores, una regla de 20 centímetro y un lápiz negro, para quienes asisten al nivel primario. Mientras que los estudiantes de secundario llegaron una carpeta con anillos (en algunos casos solo tenía un anillo), repuesto de hoja de carpeta por 48, una birome y una regla. “El cuaderno y las hojas entregadas solo alcanzaron para los primeros días de clases, después nadie apareció con más ayuda”, relató Gladys.

“Como esclavos”

El titular del sindicato de Tareferos de Jardín América con actuación en la provincia, Antenor Alves, consideró que “es una vergüenza cómo los contratistas tienen a los tareferos, como esclavos y sin pagarle un salario digno. Entonces cuando no pueden cobrar el subsidio interzafra se van a protestar a Casa de Gobierno, pero no van a pedirle al patrón, que es el contratista, que se haga cargo”. Aprovechándose de la necesidad de los trabajadores, “algunos contratistas en la zona de Jardín América pagaron $80 por raído en la zafra de 2.013. Además los hacía meter en yerbales que estaban en medio de capuerones, donde sacaban apenas 200 kilos por día. Mira si les muerde una víbora o les pica un bicho, están sin ningún tipo de seguro y ¿quién se hace cargo si les pasa algo?”, denunció Alves. 

Según el delegado de UATRE, Carmelo Rojas, “es una modalidad habitual que una cuadrilla declare que tiene tres o cuatro trabajadores pero en el secadero entregan quince mil, veinte mil o treinta mil kilos de hoja verde. Eso significa que debería tener entre 30 a 40 tareferos, que hay trabajo infantil y muchos trabajadores no registrados”. 

El capataz pesa lo cosechado por los tareferos, para después calcular cuánto cobrará en la quincena.

La cantina
La libreta en la cantina o despensa del contratista para retirar las mercaderías que llevarán al campamento y dejarán a la familia es otra forma de explotación del tarefero, porque se endeuda antes de comenzar a trabajar. “El domingo por la tarde cuando el camión carga a los trabajadores ya pasa por la cantina para comprar las provistas que vamos a llevar al campamento. También ya dejamos una bolsa para nuestra familia que queda en la casa”, relató Ramón Alberto Barboza de Oberá. 

-¿Y cuánto gastan por semana en la cantina?

- A veces $500 para llevar lo que vamos a comer en la semana y $700 en mercadería para nuestra familia. Por ejemplo, en la cantina de un contratista del barrio San Miguel los cinco kilos de harina cuestan cien pesos y un kilo de carne $65.  El contratista se abuza del precio de la mercadería.

- Entonces ¿cuánto le queda por mes al tarefero?

- Depende de cómo rinde, a veces se puede hacer (cosechar) tres mil kilos de hoja verde por semana; claro si corre bien el tiempo (quiere decir si no llueve). Eso significa para nosotros $1.500 pesos por mes, que apenas nos alcanza para sobrevivir. A la semana estamos en cero de nuevo. Aclaro, esos $1.500 nos quedan por mes de bolsillo, después que nos descuentan la mercadería.

La cantina, al igual que en la época de los mensúes, aún es habitual en la tarefa. El cosechero genera una deuda con el contratista antes de iniciar su actividad laboral, porque al no tener efectivo depende del “fiado” (crédito en el comercio) para alimentar a su familia y llevar comestibles al campamento. 

Como opera el contratista

Las críticas de los tareferos apuntan al contratista, lo consideran el patrón de lo malo que les sucede. Para conocer su metodología de trabajo, intenté dialogar con varios contratistas pero fue muy complicado. Solo dos accedieron a realizar declaraciones. Uno fue Enrique Gerega, quien admitió que “es difícil cumplir con todas las obligaciones, pero no queda otra que pagar para que el tarefero tenga obra social y la jubilación. Las cargas sociales son muy elevadas”. Insistió con que “no tenemos opción,  hay que ponerse en regla”. Luego aclaró que “cuando viene una inspección de AFIP o el Ministerio de Trabajo tengo a todo el personal en blanco y duermo tranquilo. Es un resguardo”.

El otro fue Miguel Ángel Gerula, contratista de Aristóbulo del Valle, quien afirmó que “con los precios actuales de la materia prima de la yerba mate es imposible cumplir con todo”. Y aseguró que “es imposible contar con colectivo o combi para llevar a los tareferos. Lo que ofrecen hoy los secaderos no alcanza, es muy poco. Pasa que hay contratistas que brindan el servicio por 0,80 centavos o un peso. Eso no es suficiente, para que podamos blanquear a la gente y pagar el SAC”. 

En Misiones, existen dos maneras habituales de emplear al tarefero por parte del productor: en forma directa o a través de un tercero, un contratista. Quienes recurren a los contratistas son los pequeños productores, debido al bajo volumen que pueden llegar a cosechar por sus propios medios. En algunos casos, los productores con grandes extensiones plantadas con yerba mate son quienes emplean en forma directa al tarefero. Pero también algunos grandes productores optan acordar con el contratista la cosecha de la materia prima. 

Varios productores y dirigentes yerbateros expusieron cuál es la modalidad de contratación del tarefero. Carlos Ortt, síndico de la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones (APAM), advirtió que emplear al cosechero “es una situación relativamente crítica. Nos rebuscamos de un modo u otro, nos peleamos a veces entre nosotros y vamos intercalando entre lo blanco, lo negro y lo gris”. Insistió en que el pequeño yerbatero intenta sobrellevarla lo mejor que puede porque “es un alto riesgo trabajar con los tareferos en negro”.

Reconoció que “no es muy fácil blanquear a los tareferos, aunque el precio de la hoja verde contemple las cargas sociales”. La familia Ortt solía contratarlos en forma directa para que cosechen sus yerbales, sin embargo en la última zafra optó por tomar el servicio de terceros, que se dedican a esta actividad. En tanto el transporte de la hoja verde queda por cuenta de los Ortt.

También el productor Eduardo Tuzinkievich terceriza la cosecha de la yerba mate, a través de un contratista. “La mayoría recurrimos al contratista, porque no se puede de otra manera. Tenemos que reconocer que muchos son informales y contar la realidad, yo nunca disfrace nada. Por eso pedía la firma del convenio de corresponsabilidad gremial. De esa manera el tarefero estará dentro del sistema y los productores abaratamos costos”, expuso. Entiende que hay una competencia desleal entre los productores que tienen a sus tareferos blanqueados y quienes no los tienen. Observó que “aquel que realiza los aportes patronales tiene más gastos que el otro, que no hace ningún aporte”. 

Cuadrillero

“Es lo más común tercerizar el servicio de cosecha de la yerba mate, donde hay trabajo informal”, aseguró Jerónimo Lagier, productor y representante del sector en el directorio del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Además advirtió que hace dos años apareció una nueva figura en la actividad: el cuadrillero, que se encarga de comprar la yerba en planta (antes de ser cosechada) y luego ingresa a la plantación con su cuadrilla de tareferos. El cuadrillero se encarga de vender lo cosechado al secadero, es quien pacta el precio con el productor y luego con el secadero.

-¿Cómo pagan estos cuadrilleros por la materia prima?

- Muchas veces por debajo de los valores establecidos por el INYM. 

Si bien el Ministerio de Trabajo y Empleo de la provincia advirtió esta situación, aún no ha podido encontrar a los cuadrilleros durante las inspecciones realizadas. Aunque el accionar de este comerciante –según lo definieron algunos productores- no es claro, sigue creciendo en distintos puntos de la provincia. 

Para Lagier, “con el nuevo precio de la materia prima esto crecerá más, es una cantidad muy grande de yerba que se vuelca a ese sector”. Por eso pide que se aceleren las inspecciones, aunque reconoce que con 15 inspectores la cartera laboral provincial no podrá cubrir toda la provincia y las diferentes actividades. 

La modalidad de los cuadrilleros es trabajar en yerbales de bajo rendimiento, así recorren distintas zonas. Montan un campamento para instalarse unos días, hasta terminar la cosecha. Luego, levantan sus bártulos y se trasladan a otro sitio. Por lo general, según Lagier, “un productor grande no trabaja con cuadrillero, en cambio uno pequeño si lo hace, porque a veces no puede hacerlo con la familia porque se le superpone con otra labor”.

El contratista

En Argentina, la presencia de los prestadores de servicios agrícolas apareció hacia fines de la década del 50. Se produjeron cambios en el mercado de arrendamientos y el desarrollo de la producción, lo que favoreció la actividad de estos actores que después fueron conocidos como “Contratistas Rurales”. En Misiones, los contratistas surgieron en la actividad forestal y yerbatera. Después la modalidad se extendió a otras actividades. 

En la provincia, en la mayoría de los casos, la cosecha de yerba es tercerizada y la relación laboral del tarefero es con un contratista, la persona que realiza los acuerdos con el productor y el secadero. Para regular la actividad del contratista, en agosto del 2.011 la Cámara de Representantes de Misiones sancionó la ley IX – Nº 8 de creación del Registro de Prestadores de Servicios de la Cosecha de Yerba Mate. El proyecto fue redactado con el fin de alentar, promover y controlar la regularización laboral de los contratistas.

En bolsas de arpillera los cosecheros van armando los raídos.

La norma establece que “Los contratistas, subcontratistas y/o cesionarios cuya actividad tenga a cargo a trabajadores rurales no permanentes y/o cíclicos de la cosecha de la yerba mate deben inscribirse en el Registro”. Además señala que este Registro funcionará en concordancia con el Régimen Nacional del Trabajo Agrario y las resoluciones dictadas por la Comisión Nacional del Trabajo Agrario. También contempla que: “Los prestadores de servicios que trasladen a los trabajadores deben acondicionar los vehículos que utilicen garantizando la seguridad, comodidad e integridad física de éstos. Queda prohibido el transporte de personas sobre las cargas”.

Tras la sanción de la legislación provincial (agosto de 2011) y hasta marzo de 2013, se inscribieron solo cinco contratistas. En julio de 2013 la cifra se elevó a 150, después que el gobernador Maurice Closs anunciara que se entregarían colectivos, a través de créditos blandos, a los contratistas para el transporte de los tareferos. Uno de los requisitos, para acceder al crédito, era estar inscripto en el Registro, donde se debía dejar asentada la nómina de trabajadores y vehículos que utilizaban para prestar el servicio de cosecha de  yerba. 

Según calculó el ministro de Trabajo y Empleo de la provincia, Jorge Valenzuela, “son cerca de 300 contratistas de tareferos en Misiones, es decir faltan 150 por inscribirse aún”. Notó que hay quienes tienen hasta cien tareferos contratados, para “eso necesitan una infraestructura” que le permita cumplir con las obligaciones legales de esos trabajadores.

Al ser consultado, en marzo de 2013, sobre la baja inscripción, Valenzuela explicó que “la registración del contratista significa que debe presentarse como una persona que utiliza la mano de obra del tarefero, como intermediario. Eso lo hace responsable de muchas cosas, como por ejemplo el transporte. Es el responsable del campamento, aparece como dador de trabajo o sea como patrón. Eso le genera no solo una responsabilidad ante AFIP, sino que necesita tener una estructura administrativa, tienen que cambiar su forma de trabajo. Supongo que por esa razón hay una reticencia a la inscripción”. También –apuntó- “hay una reticencia porque los productores no exigen, al tomar el servicio, que ese contratista esté inscripto”.

Hay una responsabilidad compartida entre el contratista y el productor. “Supongamos que un contratista tiene todo en regla y registrados a los tareferos, ese costo lo traslada al precio del servicio. Sin embargo, no posee ese gasto quien tiene a los tareferos en negro. Entonces también el productor se ve en la decisión, muchas veces, de contratar a alguien que cobra más barato el servicio de cosecha pero que no blanqueó a sus trabajadores. El pequeño productor también atraviesa una difícil situación porque no se cumplen los precios establecidos para la hoja verde”.



-¿Y qué se puede hacer entonces para registrar al tarefero?

- Podemos entender el porqué de las cosas, pero lo que no podemos es tolerar el incumplimiento de las normas. Cuando nos encontramos con esa situación el Ministerio de Trabajo de la provincia siempre brinda la posibilidad de que ese productor yerbatero revea la situación de ilegalidad, si no la subsana se aplica la multa. 

-¿Qué tipo de multa?

- Las multas pueden llegar a ser ejecutadas por la fiscalía y terminar en la pérdida de la chacra o del yerbal. Es una circunstancia a la que, sobre todo en la tarefa, no queremos llegar, siempre le buscamos la vuelta. El objetivo principal es encontrar la manera de que todos los productores puedan blanquear a los tareferos y en eso apareció la herramienta de la corresponsabilidad gremial. Por algunas diferencias, con respecto a quién debería pagar la tarifa sustitutiva (para garantizar los aportes y contribuciones de los tareferos), se truncó la negociación en el 2012, pero se retomó en 2013 y finalmente se firmó el 21 de marzo de 2014.

Valenzuela consideró que “la figura del contratista es muy importante”, porque entiende que “es el patrón o quien emplea al tarefero”. Por ese motivo insistió ante la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSeS) en reconocer al cuadrillero o contratista, como jefe o empleador de los cosecheros de yerba mate.

Juan Ramón González del barrio San Miguel de Oberá es capataz de cuadrilla hace unos diez años, trabaja para uno de los socios de la Cooperativa Tealera Guaraní Limitada (COPETEGLA). La entidad había empezado como tealera, pero en la actualidad su principal actividad es yerbatera. Hasta el año pasado -de acuerdo al relato de González- se llevaba a los tareferos al yerbal en un camión cerrado, en el que había colocado bancos abulonados al piso de la carrocería. Este año iniciaron la zafra con la adquisición de una trafic, en la que ahora los tareferos serán trasladados. Como anécdota contó que en varias oportunidades tanto AFIP como la Dirección Tránsito de la Municipalidad de la Capital del Monte los detuvo en el acceso a la ciudad, por la manera en que llevaban a los trabajadores. “Pero no teníamos otra manera en esos momentos, yo lo único que pedía era que nos permitieran seguir para no dejar a los trabajadores al costado de la ruta”, agregó González. 

Regular la actividad del contratista
El autor del proyecto de ley de creación del Registro de Contratista fue del diputado provincial con mandato cumplido, Ricardo Maciel, quien fue consultado en varias ocasiones sobre la explotación de los tareferos.

- ¿Por qué el gobierno provincial decidió, después de muchos años de explotación del tarefero, regular la actividad del contratista?

- Se discutió mucho sobre la necesidad de considerar a un actor de la cadena que en los últimos tiempos ha tenido un protagonismo muy importante: “el contratista”. La figura del contratista apareció en los últimos años para que las industrias compradoras de materia prima se desentendieran de la relación laboral y contratar al personal. Buscaron una figura intermedia para que preste el servicio de cosecha en la chacra de los productores y lo entregue a las industrias. 

Sin embargo, hasta este año solo se implementó, por única vez, el programa de créditos para acceder a un colectivo destinado al traslado de los tareferos. La primera entrega se concretó en julio del año pasado, tras el accidente fatal de Salto Encantado y en el marco de la campaña electoral para legisladores nacionales.



Actualidad - 15:44 30/09/2014