Se van, y vuelven los que no iban a volver

El mejor equipo de los últimos 50 años, los que venían a poner la República de pie, los que llegaban para que nunca más la corrupción y la persecución a los que pensaban distinto tengan lugar en Argentina, se van. Los que hicieron negocios con el dinero de los ciudadanos, los que blanquearon, los que endeudaron, los que fugaron, los que dejan 15 millones de personas bajo la línea de pobreza y una deuda externa por los próximos 100 años, se van. 

Y vuelven los que no iban a volver. Los que se juntaron y lograron arrebatar el gobierno en la primera vuelta con el 48% de los votos. Estos, de nuevo, tendrán que pagar, que poner en funcionamiento el aparato productivo del país que quedó diezmado, que alimentar a 5 millones de indigentes, que asegurar gobernabilidad con un frente externo conservador, mediocre y en el marco de la mayor cantidad de manifestaciones mundiales contra la concentración de la riqueza.

Tras el triunfo del Frente de Todos, uno de los dirigentes sociales más importantes del conurbano bonaerense dijo que Alberto Fernández llega con la mecha corta. Y sí. El reguero de reclamos de Latinoamérica tiene ribetes sociales a los que el país no es ajeno. Ni a los de Chile, ni a los de Bolivia. Ni a los de igualdad, ni al acecho del más rancio conservadurismo "religioso". Ni a los escándalos de corrupción de Perú, ni al neoliberalismo a secas aplicado en Ecuador.

"La cosa no está fácil, y no está fácil mismo". Para nadie. La medición de la línea de pobreza que realiza el INDEC es por ingresos. Por ese valor, en el área capital de la provincia de Misiones, el 44% de los habitantes son pobres. Eso representa el 39% de los hogares. Nada dice el instituto nacional sobre cuántos son los que se encuentran, un poquito, por sobre esa línea. Los que están al borde del abismo y que dejan la mecha corta. Los que no van a soportar tener que recortar, aún más, sus gastos.

Los primeros cien días serán fundamentales. Los primeros cien días serán todo. De lo que realmente haga, y comunique, el gobierno en los primeros tres meses depende la gobernabilidad de los próximos cuatro años, o al menos de los próximos dos. "Un cambio de gobierno, mucho más tras una crisis, sólo habla de un clima de opinión, no de un cambio cultural. Habla de una ebullición negativa en momentos revueltos. Nada más", señaló el politólogo Mario Riorda la semana anterior.

Mecha corta, pobreza, indigencia, deuda y un sistema productivo paralizado es la foto que deja el mejor equipo de los últimos 50 años. Un plan contra el hambre, científicos en las áreas científicas, expertos en áreas claves y muchos "políticos" de carrera es lo que propone el gobierno entrante. 

Comienza una nueva etapa de cuatro años en la historia democrática argentina. Nuestra historia. La de los que hemos vivido más crisis que bonanzas en los últimos 35 años. Los que siempre pusimos el hombro, los que tenemos esperanza, los que vivimos cada día orgullosos de ser argentinos. Que estén, por una vez, a la altura y circunstancia. Al Gran Pueblo Argentino, Salud.

 

Polí­tica - 06:10 10/12/2019