Agrometeorolog?a: conocimiento estrat?gico para el campo

Con una red de estaciones que cubre todo el país, el INTA genera datos primarios sobre el estado del tiempo y los recupera para desarrollar herramientas que asisten a los productores en la toma de decisiones. Esta disciplina integra la agenda de la XVI Reunión Argentina y VIII Latinoamericana de Agrometeorología, desde hoy y hasta el 23 de septiembre, en Puerto Madryn.

Silenciosa, diaria, precisa y en todos los rincones del país. Así es la tarea que, desde hace más de 65 años, técnicos del INTA llevan a cabo cuando observan los datos generados por las estaciones agrometeorológicas. Gracias a este esfuerzo, profundamente minucioso, hoy es posible contar con un gran reservorio de información que permite seguir de cerca la evolución del clima y las variables ambientales en cada región.

En esta línea, Erica Colombani, especialista del INTA Chubut, resaltó el potencial de la agrometeorología: “Es una ciencia interdisciplinaria que utiliza el conocimiento de los procesos de la atmósfera para optimizar la producción agropecuaria, en virtud de incrementar la rentabilidad, disminuir el riesgo y planificar acciones estratégicas a corto, mediano y largo plazo”.

Con relación a la proyección, explicó que esta información cobra valor para “enfocar en estrategias que permitan no sólo mantener la producción de alimentos, sino incrementarla para suplir las demandas frente al cambio climático, sin comprometer los recursos naturales para las futuras generaciones”.

Bajo esta mirada, las provincias de Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur, en convenio con organismos provinciales y privados, conforman una red con más de 50 estaciones meteorológicas automáticas, que recaba datos de la región. Esta información es procesada por el INTA Chubut y publicada en el Sistema de Información Patagonia Sur (SIPAS).

“Fue creado con el objetivo de responder a necesidades y demandas de gobiernos provinciales y locales y de usuarios sectoriales para mejorar la disponibilidad de información climática, meteorológica, hidrológica y ambiental utilizada en la toma de decisiones, con acceso a través de bases electrónicas de consulta en tiempo real”, analizó Colombani.

Entre sus aplicaciones, los datos agrometeorológicos fueron el sustento para construir los modelos de Fusariosis de la Espiga del Trigo (FET) y de la sarna de los cítricos.


 Alertas sanitarias para cultivos

Entre sus aplicaciones, los datos agrometeorológicos fueron el sustento para construir los modelos de Fusariosis de la Espiga del Trigo (FET) y de la sarna de los cítricos, los primeros que se incluyeron en el sistema de alerta de enfermedades de cultivos, desarrollado por Nazareno Martín, Malvina Martínez y Ricardo Moschini, especialistas del Instituto de Clima y Agua del INTA.

Se trata de “una plataforma de software, cuyo objetivo es aplicar diversos modelos de enfermedades de cultivos que resultan de una trayectoria de investigación en la temática”, explicó Moschini. Los modelos se basan en variables meteorológicas calculadas a partir de registros diarios de temperatura máxima y mínima, precipitación y humedad relativa.

De esta forma, “el sistema de información aporta al control racional de muchos patosistemas por razones económicas y ecológicas”, afirmó el investigador, quien ponderó el carácter público y gratuito de los datos. Desde el sitio, pueden descargarse informes técnicos en formatos de archivos estándares y, además, acceder a la visualización gráfica y cuantitativa del resultado de los modelos de enfermedades tratados.


Inundaciones y crecidas

Cuencas de llanura, como la del río Paraná, y zonas del Delta del Paraná son áreas de fuerte actividad agropecuaria y proclives a inundaciones y crecidas. Para anticipar estos eventos climáticos, el INTA junto con otras entidades nacionales y extranjeras genera información que permite construir o validar modelos hidrológicos y diseñar mapas de susceptibilidad hídrica.

Para Eduardo Flamenco, especialista en recursos hídricos del INTA, estas herramientas “pueden anticipar crecidas e inundaciones con antelación de horas a meses”. Las alertas, a disposición de los productores a través de informes regionales y de la plataforma GeoINTA, indican el nivel de agua que puede alcanzar un río y las áreas propensas a inundarse.

Flamenco señaló que, en algunos casos, las alertas incluyen “comparaciones con crecidas históricas que ayudan a las autoridades a determinar en qué medida serán afectadas las zonas rurales y urbanas”.

Gracias a este trabajo, “la alerta temprana realizada en la cuenca del río Arrecifes en agosto 2015, hizo que autoridades locales avisaran a la población para su evacuación y el retiro de animales de las áreas bajas anegables”, ejemplificó Flamenco.

De igual modo, “el haber informado en septiembre de 2015 sobre las crecidas que ocurrirían entre octubre 2015 y marzo 2016 en la cuenca del río Paraná, ha permitido actuar con tiempo y rescatar muchísimas cabezas de ganado de las zonas de islas en su tramo medio e inferior”, añadió.


Alarma contra heladas

A la salida del invierno, los cultivos de durazno y arándano ubicados en el noreste de la provincia de Buenos Aires se vuelven susceptibles a los descensos térmicos que ocurren en la zona. Desde hace 18 años, el INTA San Pedro brinda un servicio de alarma gratuito para el control de heladas y, mediante este sistema, los productores suscriptos reciben mensajes con información meteorológica actualizada que les permite tomar mejores decisiones de manejo, reducir costos por la puesta en marcha de los mecanismos de defensa y disminuir pérdidas productivas.

“A partir de 2011, se comenzó a difundir la información mediante mensajes de texto (SMS) y, en los últimos años, se incorporaron otros canales como WhatsApp, la web del INTA, Twitter y Facebook”, enumeró Carlos Zanek, responsable de Agrometeorología de esa unidad del organismo.

De acuerdo con el especialista, el sistema ofrece “información meteorológica de referencia vinculada con la ocurrencia de heladas –temperatura del aire, humedad relativa y dirección y velocidad del viento–, en la época del año –agosto y septiembre– cuando los cultivos se tornan sensibles al daño por dicha adversidad climática”.

Las alertas se realizan los días en que existe probabilidad de helada: comienzan a las 19 con el anuncio de que esa noche se brindará el servicio y, luego, continúan con partes desde las 21 hasta la 5 de la madrugada. Los datos son generados por las estaciones meteorológicas automáticas, ubicadas en el INTA San Pedro y en las localidades de Lima, Río Tala y San Nicolás.


Proteger la fruticultura cuyana

Las heladas primaverales o tardías son una de las principales limitantes climáticas para los productores frutícolas de Cuyo. Si bien la magnitud de los daños varía año a año, entre 2013 y 2014, por ejemplo, más del 50 % de la superficie mendocina cubierta con frutales redujo seriamente su producción como consecuencia de las heladas.

Desde este año, el INTA Junín trabaja en el desarrollo de un sistema que registra datos a campo en parcelas frutícolas y los transmite vía Internet para que el productor pueda acceder a la información en tiempo real. El proyecto es llevado a cabo en articulación con la Universidad Tecnológica Nacional, la Universidad Diego Portales de Chile y el Instituto Nacional de Investigación en Informática y Automática –INRIA–, de origen francés.

Javier Chaar, especialista en fruticultura de clima templado-frío de dicha unidad del INTA, explicó que “esta tecnología es el puntapié inicial en el desarrollo de sistemas de adquisición y transmisión de datos meteorológicos, a escala productiva para el sector frutícola”. Una vez implementada, “permitirá tomar decisiones acertadas en el control activo de heladas sobre la base de información detallada, precisa y en tiempo real”, remarcó.

El sistema posee una serie de sensores inalámbricos de temperatura instalados en una parcela experimental de durazneros del INTA Junín, donde se evalúan distintos cultivares aptos para el consumo en fresco.

Actualidad - 20:04 20/09/2016